Las aldabas de Cartagena: símbolos de historia, poder y tradición

Caminar por el centro histórico de Cartagena es recorrer más de 500 años de historia. Fundada en 1533, esta ciudad amurallada fue uno de los puertos más importantes de América durante la época colonial española. Desde allí salían riquezas hacia Europa, llegaban expediciones, se establecían virreyes y se tejían complejas redes comerciales y culturales. No es casualidad que haya sido declarada Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1984. Entre sus murallas, baluartes y calles empedradas, Cartagena guarda un legado arquitectónico impresionante. Y aunque sus iglesias, plazas y fortalezas se roban muchas miradas, son los pequeños detalles como las aldabas en las puertas de sus casas coloniales los que revelan secretos más íntimos de la ciudad.

Las aldabas: una forma silenciosa de contar historias

Estas piezas, también conocidas como llamadores, no son meros adornos decorativos. Forjadas en hierro o bronce, las aldabas reflejaban el estatus social, la profesión o el linaje de quienes habitaban la vivienda. Eran señales silenciosas de poder, espiritualidad o conexión con el entorno, y con el paso del tiempo se han convertido en símbolos patrimoniales de Cartagena.

Significados de las aldabas cartageneras más comunes

El león

Símbolo de autoridad y fuerza, frecuente en casas de militares, funcionarios reales o personas influyentes. También se entendía como un guardián simbólico del hogar.

La iguana

Símbolo de la nobleza y familias distinguidas, representaba poder, vigilancia y una conexión con lo autóctono. Aunque pueda parecer un animal común, en este contexto era una figura exótica, tropical y simbólicamente poderosa.

Las manos

Una de las figuras más universales, representa hospitalidad, espiritualidad o protección. En algunos casos, se trata de la mano de Fátima, de origen árabe, utilizada como amuleto contra el mal.

El pez

Símbolo de los comerciantes y pescadores, representaba la conexión con el mar Caribe y la importancia del comercio marítimo. Una casa con aldaba en forma de pez solía pertenecer a familias dedicadas a la pesca o al negocio portuario.

La sirena o caballo de mar

Figura vinculada al encanto, la atracción y el misterio del mar. Suele asociarse con familias relacionadas con las artes, la navegación o con imaginarios traídos de Europa durante la colonia.

Más que decoración: un valor patrimonial

Las aldabas no solo sirvieron como llamadores funcionales; fueron, y siguen siendo, una forma de comunicación simbólica. En una época en la que los elementos arquitectónicos reflejaban el alma de una casa, su diseño decía mucho de quienes vivían dentro.

Hoy, forman parte del patrimonio cultural de la ciudad y se conservan como piezas únicas de una Cartagena viva, donde la historia se revela en cada esquina.

Una invitación a mirar con otros ojos

La próxima vez que camine por las calles del centro histórico de Cartagena, levante la mirada y observe las puertas. En cada aldaba encontrará un símbolo que resume parte de la historia de la ciudad y de quienes la habitaron. Y en esa observación silenciosa, descubrirá que Cartagena no solo se recorre: se escucha, se siente y se interpreta en cada uno de sus detalles.

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